Verano del 15
Llegamos a Koh Tao después de dormir 9 horas en un ferry nocturno compuesto de 40 colchones tirados en el suelo sin separación alguna, y cero asiento. A las 6 de la mañana miré por la ventana sin vidrio que tenía arriba mío, por donde seguro entró el bicho que me llenó de ronchas la pierna, y me encontré con el amanecer posando con esta isla. Increible.
Al apoyar los pies en el puerto totalmente extenuadas, nos miramos, y al igual que cada nuevo destino pronunciamos:
– Bueno, Koh Tao, contanos por qué estamos acá.
La misión, después de llegar vivas, era encontrar a Oscar que estaba en la escuela de buceo Pura Vida. Cuando finalmente lo encontramos, coordinamos el curso de Open Water y nos instalamos para poder ir a lagartear a la playa. Poco sabíamos que acababa de empezar lo que, hasta ahora, es la mejor experiencia de toda la travesía y un capítulo perdido de la novela Verano del 98′ oportunamente actualizado a Verano del 15.
– Che, Cel, ¿quién nos mandó a hacer esto?
– Vos sabes que no sé… estaba pensando lo mismo… – La reacción de dos tipas a segundos de desinflar el chaleco y sumergirse.
– ¡Bueno! ¿Listas? (…) ¡Bajamos! – dice Sahra nuestra flamante instructora sin borrarse nunca esa sonrisa gigante, fuente pura de confianza.
Los días pasaron y con ellos varias clases de teoría, ejercicios en el mar, encuentros casuales con el equipo de la escuela en el «Yang», varios saludos a «Mr. J» el guardián de la isla, y cómo olvidar el asado con guitarreada frente al mar seguido de memorable salida al boliche con la familia Pura Vida. Todo indicaba que, como dice Celi, «nos volvimos locales». Llegado el momento de la última sumergida, con el objetivo de llegar a 18 metros, no quedó otra que realmente dejarse ir, y olvidar aquella situación días atrás donde solo la mano de Celi y los ojos de Sahra que me decían «confiá en mi», me contuvieron para que no saliera disparando a superficie. Una vez abajo, el resto es una memoria tallada en piedra adentro mio. Una hora de pura emoción que a falta de palabras solo pude expresar con un suspiro al salir. Por primera vez realmente entendiendo a Jose cuando nos dijo que se había enamorado del mar. Por primera vez entendiendo de dónde sale la felicidad que emana el resto del elenco de Cris Morena.
Al apoyar los pies en el puerto totalmente extenuadas, nos miramos, y al igual que cada nuevo destino pronunciamos:
– Bueno, Koh Tao, contanos por qué estamos acá.
La misión, después de llegar vivas, era encontrar a Oscar que estaba en la escuela de buceo Pura Vida. Cuando finalmente lo encontramos, coordinamos el curso de Open Water y nos instalamos para poder ir a lagartear a la playa. Poco sabíamos que acababa de empezar lo que, hasta ahora, es la mejor experiencia de toda la travesía y un capítulo perdido de la novela Verano del 98′ oportunamente actualizado a Verano del 15.
– Che, Cel, ¿quién nos mandó a hacer esto?
– Vos sabes que no sé… estaba pensando lo mismo… – La reacción de dos tipas a segundos de desinflar el chaleco y sumergirse.
– ¡Bueno! ¿Listas? (…) ¡Bajamos! – dice Sahra nuestra flamante instructora sin borrarse nunca esa sonrisa gigante, fuente pura de confianza.
Los días pasaron y con ellos varias clases de teoría, ejercicios en el mar, encuentros casuales con el equipo de la escuela en el «Yang», varios saludos a «Mr. J» el guardián de la isla, y cómo olvidar el asado con guitarreada frente al mar seguido de memorable salida al boliche con la familia Pura Vida. Todo indicaba que, como dice Celi, «nos volvimos locales». Llegado el momento de la última sumergida, con el objetivo de llegar a 18 metros, no quedó otra que realmente dejarse ir, y olvidar aquella situación días atrás donde solo la mano de Celi y los ojos de Sahra que me decían «confiá en mi», me contuvieron para que no saliera disparando a superficie. Una vez abajo, el resto es una memoria tallada en piedra adentro mio. Una hora de pura emoción que a falta de palabras solo pude expresar con un suspiro al salir. Por primera vez realmente entendiendo a Jose cuando nos dijo que se había enamorado del mar. Por primera vez entendiendo de dónde sale la felicidad que emana el resto del elenco de Cris Morena.
Celi, Sahra y yo, a puro festejo a los 18mts. |
Fue así como tres días de curso se convirtieron en un cambio de itinerario de una semana con pocas ganas de irnos, y planes fijos de volver.
Días después de la despedida de la isla, mientras caminábamos por el Grand Palace de Bangkok, nos pidieron dos colombianos que les sacáramos una foto y nos contaron su itinerario. Cuando dijeron Koh Tao saltamos las tres a decirle que Pura Vida era parada obligatoria, a lo que ellos con certeza por nuestra euforia respondieron:
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