Destinos top de YNSDA: Washington D.C.
Corría el año 2012 y yo estaba en Turquía de viaje con mi madre y mi madrina, Teresa. Antes de irme me había postulado para una pasantía en Washington D.C. y moría de ansiedad de saber qué iba a pasar. Mi madrina me decía: ‘Beba, se va a dar, solamente hay que imaginarlo’. Y así fue que, cada día, después de pasear en globo aerostático para ver el amanecer en Cappadocia o de recorrer las místicas calles de Estambul, me iba a dormir soñando que iba a pasar.
La energía dio frutos y unos meses después partí rumbo a la capital de los Estados Unidos, supuestamente por tres meses. Rosina, quien aceptó recibirme en su casa durante ese tiempo, me escuchó hablar durante dos horas y luego le dijo a mi madre: ‘ésta no se va más’.
Terminé quedándome casi tres años, de los más felices de mi vida, y le debo a esa ciudad tantas cosas que es imposible imaginar. Por eso, cuando alguien me dice hoy en día que va para allá y me pide recomendaciones se me infla el pecho de nostalgia y a la vez emoción, porque tratando de darle los mejores consejos vuelvo a recorrer esas calles como si aún estuviera ahí.
Cuestiones básicas para entender Washington D.C.:
1. Hay algo más que la Casa Blanca, no se deje llevar solamente por la tapa de la Lonely Planet.
2. No será NYC, por supuesto, pero le sobran planes, eso seguro.
3. Puede ser chica, pero eso le da muchas ventajas, como la facilidad de recorrerla a pie.
4. Se come rico, siempre y cuando se sepa a dónde ir, como en todos lados.
Primero lo primero: ¿Cuándo ir?
Mi época preferida era sin duda la primavera porque durante esa temporada se lleva a cabo el festival japonés y el festival nacional Cherry Blossom. Hay gente que considera que es mejor evitar esa época por la cantidad de gente, pero por algo van. A mi me resultaba impresionante. A veces íbamos a almorzar ahí con un picnic y puedo asegurar qu eno es nada menos que un espectáculo.
En otoño también es muy lindo ir, ya que hay miles de parques espectaculares y paseos por fuera de la ciudad con impresionantes vistas decoradas con la gentileza de los árboles pintados de mil colores.
Foto de Andrés de Shenandoah Park en Virgina en el otoño
¿Qué hacer?
Si te gustan los planes culturales, en el National Mall te haces una fiesta. Ahí hay una colección de Museos para todos los gustos — y gratis — así como Monumentos históricos, el Congreso y demás. Verlo todo puede llevar semanas. Lo que haría si fuera de turista es una lista de los museos que me interesen más, y los repartiría entre los días que vaya a estar.
Si pasas las mañanas en los museos, podés dedicar las tardes a recorrer diferentes barrios, como Georgetown, con su coqueta M Street repleta de las mejores tiendas y restaurantes, y finalmente terminar la tarde con un paseo bordeando el río. En ese barrio viví durante el tiempo que estuve allá y, si bien me complicaba la ubicación para la salidas nocturnas, amaba la tranquilidad y las caminatas improvisadas por las callecitas de Georgetown donde descubría un nuevo rincón cada vez.
Un buen plan es recorrer D.C. en bici. Se presta mucho para eso y ahorras bastante tiempo entre plan y plan. Hay un servicio de bicis rojas (bikeshare) que están por todos lados, donde podés llevarte rápidamente una con tarjeta de crédito y es pan comido. Si optas por esta idea, no te olvides de ir rumbo al Tidal Basin que, para este plan, es una pista mandada a hacer.
¿Quién dijo milkshake?
Para comer seguramente existan lugares nuevos, pero que yo sepa, los clásicos están firmes. Uno de mis preferidos y bien Americano es Ted´s Bulletin, genial para brunch. Algunos restaurantes bastante típicos de D.C. son los franceses Bistrot du Coin y Le Diplomate, muy ricos pero nada baratos. Barcelona es el típico de tragos y tapas, y por último, el flamante Good Stuff con las mejores hamburguesas que hayan existido jamás. Naty, mi bestie y roommate, y yo íbamos a cada rato, y cuando nos reencontramos un año después de mi partida fue el primer lugar que fuimos. Las papas con mayonesa de mango son mi perdición total.
D.C. es música
La vida nocturna se centra en los alrededores de U Street o Adams Morgan. En esta ciudad podés aprovechar a ver los mejores conciertos con un sonido impecable en locales que aguantan pocas personas. Si vas, chequeá el calendario de U Street Music Hall o el 930 Club que siempre tienen lo mejor de lo mejor.
Para unas cervezas después de eso, chequeá los beer garden viejos y queridos, como el Garden District en la 14th St y Dacha. A pocos metros está el mítico Centro D.F. No sé cómo estará ahora, pero en su época, ahí íbamos a bailar cachenge fuerte, fuerte, y era brutalmente divertido.
Esta entrada posiblemente necesite consejos de mis amigos que todavía siguen allá. Si sos uno de esos —¡gracias por estar!— animate y dejá en los comentarios consejos y lugares que no haya mencionado arriba para que quienes están planeando su viaje, disfruten tanto como lo hicimos nosotros. Quién te dice, además, me doy un manijaso y te voy a ver (wink, wink).
Maria Teresa
on 21 abril 2018Ameeeeeee este post!!!!!!! Y gracias x la pensión! Lo quiero…lo pienso….lo tengo!!!!! 🙂 love you!
Maria del Carmen Perrier
on 22 abril 2018Lo quiero, lo pienso, lo tengo… ¡muchas historias y aprendizajes lindos juntas! ¡por miles más! love u too!