No eres tú, es tu miedo
Por María Lorena.
“La mente, el aparato psíquico y el mundo interno de las personas reaccionan a la llegada de esta pandemia con mucha angustia porque se trata objetivamente y realmente de una situación angustiante y preocupante. Entonces, reaccionamos con miedo y preocupación, y anormalmente con pánico”, sostuvo en un diálogo con Infobae Claudia Borensztejn, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Y a raíz de leer esto, y un par de otras cosas que me enviaron en estos días, pienso: soy yo, ¿o la gente últimamente anda de manera continua mandando mensajes negativos todo el tiempo? Estoy de acuerdo con que uno debe estar siempre informado, pero hay que tener cuidado con lo que uno se informa, o se deja informar. Todos tenemos miedo, es normal. Pero hay que tener mucho cuidado pues, mantener un estado emocional en armonía es igual de importante que proteger tu integridad física.
Sabemos que estamos mal, sabemos que muchos de nuestros líderes no están dando la talla. Sabemos que hay sociedades que no hacen caso y, en consecuencia, se están infectando a un ritmo vertiginoso. Puedo seguir quejándome de cosas, pero ahorita, en este momento, decido no hacerlo. No me parece justo que las personas que con muchísimo esfuerzo cuidamos nuestros días y nuestros pensamientos estemos todo el tiempo expuestos a ataques deliberados de información negativa, dañina, y a veces, poco productiva, que ni siquiera pedimos recibir en nuestros Whatsapp, mensajes o redes sociales. Es como si todos tuviéramos una herida y, sin aviso, llega alguien todos los días a echar alcohol en ella solamente para recordarnos lo jodidos que estamos. Yo ya no quiero sufrir mentalmente. Yo quiero y necesito equilibrio. Me quiero exponer solamente a voces de optimismo. Porque lo importante en este momento no es tener toda la certeza de la solución ya mismo, sino pensar que, a pesar de todo, vamos a superarlo.
Siento que, con esta cuarentena, inevitablemente nos hemos visto más expuestos a vivir con los demonios que nos acechan no solamente a nosotros, sino a los de nuestra pareja, hijos, amigos, colegas, y vecinos. Antes al menos no nos comunicábamos tanto, ni existía esta necesidad tan absurda de ventilar al mundo nuestras ideas políticas o nuestros miedos. De enviar un mensaje de la nada a las 8 am, pues ese día despertaste odiando a un presidente, entonces se lo compartes a todos tus amigos para que puedan alimentar tu miedo. Al menos yo no lo vivía así en mi entorno.
En general, soy una persona que aprecia mucho a las personas que sobreviven con —y a pesar de— sus miedos y los enfrentan, pero el problema que ha exacerbado este contexto es que sin darnos cuenta, en ese intento de “desahogarnos” terminamos ahogando al resto con nuestros miedos. Necesitamos respetarnos más en nuestro espacio, porque esto es insano, es triste, y es egoísta.
Guardar una distancia sana nos ayuda a no exponernos a esta negatividad. Aprendamos a vivir con nuestra dualidad pero sin afectar al de al lado. Reinventemos nuestra manera de vivir y de pensar, porque sino, lo que nos va a matar no es un virus, sino el miedo interno que algunas personas han decidido transmitir y que finalmente actúa como semilla de nuestra ansiedad.
Creo en la expresión, y entiendo que en estos días sea particularmente importante contar con un medio sacar de alguna forma el dolor que llevamos dentro, ya sea escribiendo, meditando, pintando, cocinando, decorando o hasta ordenando cosas en casa. Lo que a cada quien le sirva más. Pero por la salud mental de todos, es fundamental que al expresarse pensemos en los demás y cómo eso les puede afectar. Una cosa es informar, otra cosa es desempolvar las ideas políticas y la sensación permanente de catástrofe con conspiraciones infundadas que no son más que ideas de Whatsapp. Sin pruebas, sin más sustento que una teoría propia que nos creemos y listo.
Algo que me ha servido cuando me siento totalmente abrumada por este tipo de situaciones ha sido escuchar podcast positivos. Les comparto uno de los que tengo en lista, de verdad creo que suma mucho su mensaje en estos días.
Y sobre todo, los invito a que aún en el dolor, incertidumbre y todo lo absurdo de esta situación busquen paz, busquen cosas positivas, y filtren sus pensamientos. Elijan sumarle al mundo. Hay que tener compasión con todo y con todos. El mejor ejercicio que como humanos podemos hacer es pensar en qué tipo de persona queremos ser y responder: ¿qué quisieran aportar a este mundo en estos días?
stella
on 21 abril 2020¡¡¡Muy buenos todos los aportes!!!!