Me voy, como se han ido tantos…
Lo dijo el sabio Roos, «me voy, como se han ido tantos».
De los que conozco todos hechizados, todos con nostalgia y muchas dudas. Todos antes de irse, pensando cómo volver.
Es fuerte repasar los últimos años y ver lo que en verdad uno deja atrás: amigos, una familia, oportunidades, y hasta una parte de si mismo. Dejo además una parte importante de mi vida, que me reveló los cimientos de la persona que quiero ser.
Estos últimos días más que cuestionarme qué estoy haciendo, que con razón cualquiera pensaría que es lo lógico, me dediqué a absorber todas las palabras que me dijeron y la energia que me transmitieron. Tanto amor que me hace preguntarme si realmente me merezco todo esto, y a todos ellos les agradezco por ayudarme a ver lo afortunada que soy.
Me despedi con excelentes abrazos, de esos fuertes y sentidos. Y en el fondo también con miedo, que se esfuma cuando vuelven a cruzar la calle para un segundo chau, y sé que en la medida que pasa el tiempo, el mundo se hace más chico y los voy a volver a ver.
A dos pasos de mi embarque a la otra parte del mundo, totalmente desbordada de agradecimiento, felicidad y dudas, me despido. Eternamente en deuda con cada persona que se me atravesó en este camino.
Hasta la vista Washington, D.C.
Gracias totales.
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