Jordania y sus mil sonrisas
Quizás no se te haya cruzado por la cabeza ir a Jordania todavía, pero espero que eso esté a punto de cambiar. Jordania es un país al que no solo vale la pena ir por la maravilla de Petra, sino también porque creo poder asegurarte que su gente y su tierra te robará mil sonrisas.
De Israel a Jordania
Con mi madre entramos a Jordania unos 7 días después de visitar gran parte de Israel. Llegamos felices pero agotadas en gran parte por un error de cálculo con el tour que contratamos y también por el sentimiento de no haber sido bienvenidas en algunos tramos largos de nuestra estadía. Pero eso es una entrada aparte que vendrá sin duda después de ésta. En este momento quiero contarles por qué este país conquistó mi corazón desde el primer momento.
Datos prácticos: Existen tres cruces de frontera entre Israel y Jordania. Nosotros entramos por el del norte y salimos por el del medio. El del sur no lo recomiendan porque los conflictos por esa zona son aún dueños de los titulares más sangrientos alrededor del mundo. Al llegar, la situación es tan complicada que lleva aproximadamente de cuatro pasos entre revisión de documentos, equipaje, bus hasta Jordania y migraciones nuevamente. Es agotador y tedioso pero con calma se puede hacer tranquilamente. Mi recomendación es nunca hacer este tipo de cruces tú solo por tierra, ya que te dificultan mucho más cada paso. En cambio, si vas con una agencia, todo es más fácil y te acompaña una persona en todo momento.
Los primeros pasos en suelo jordano
Nos recibió un clima perfecto y un excelente guía llamado Firás que rápidamente nos subió a una camioneta a nosotras dos y otros ocho acompañantes rumbo a nuestra primera parada: las ruinas de Jerash. De entrada las carreteras y los pueblos que se atraviesan no son particularmente lindos y no tienen nada que llame rotundmente la atención. Sin embargo, había algo en la mirada de la gente y las palabras de Firás que me indicaban que estaba en un lugar radicalmente diferente a Israel. Había calma, había tranquilidad, habían caras que te respondían con una sonrisa. Eso fue lo que me provocó la primera emoción del viaje por Jordania, darme cuenta que la gente de corazón te da la bienvenida.
Las ruinas de Jerash
Yo he visto casi la misma cantidad de ruinas en mi vida como iglesias (eso es mucho, créanme) y por eso la llegada a Jerash no suponía en mi mente mucho más que otras historias sobre los romanos y sus baños. Sin embargo, estaba a punto de equivocarme de manera garrafal porque estas ruinas son alucinantes. En primer lugar, porque se ubican a los pies de la ciudad de Jerash y la simple locura de caminar por esas calles empedradas anteriores a la edad de bronce es desconcertante. En segundo lugar, porque la conservación e inmensidad de estas ruinas tiene únicamente (según mi experiencia) comparación con las ruinas de Éfeso en Turquía (que también me volaron la cabeza).
La hora del atardecer ayudó a destacar la variedad de colores de las piedras y nos regaló una vista sin desperdicio de una ciudad que ya no era, pero de la que su espíritu seguía gravitando en el aire. Caminamos con mamá desde teatro, a través de la plaza oval y por los diferentes caminos enmarcados de las típicas columnas romanas con una serenidad que no sentíamos hacía días. Se puede decir también con alivio que, que aunque no hubo una situación puntual que nos hubiese provocado esa desazón, el llegar a Petra nos llenó los pulmones de aire nuevo para retomar una seguidilla de risas. Regalos de Jordania. Nada más que eso.
Aman y el interior de Jordania
Si bien la capital de Jordania, Aman, la vimos únicamente desde el auto, puedo decir que es una ciudad con mucho más desarrollo del que me hubiera imaginado. Nos quedamos en un hotel fabuloso que nos sirvió para descansar para luego partir temprano en la madrugada rumbo a la mítica Petra. Nosotros no salimos por la noche, pero otras compañeras de tour que sí lo hicieron nos dijeron que el acoso en la calle se puede volver un poco pesado, por lo que hay que tener cuidado. De todas maneras, la ciudad cuenta con cientos de malls y enormes avenidas para recorrer que pareciera que valen la pena y que tocará recorrer en una próxima oportunidad.
En este tipo de paseos la verdad es que se pasa mucho tiempo en el auto. Las distancias son largas y los días se hacen pocos cuando se va con un itinerario tan estructurado. De todas formas, de un punto turístico a otro, no siempre hay mucho por ver. Eso queda claro después de horas y horas de rutas desoladas, desiertos de piedra sin ni un árbol y las temperaturas altas que pueden ser muy pesadas durante épocas de verano.
Petra: nueva maravilla del mundo
Ciertamente Petra es lo más destacado para ver en todo Jordania, no en vano es una de las nuevas maravillas del mundo. Las fotos y cuentos sobre Jordania nunca le harán justicia al verdadero sentimiento de estar recorriendo esta ciudad tallada en la piedra hace cientos de miles de años que conserva, con certeza, el encanto desde que la primera persona caminó por allí.
Tenía tanta ilusión por llegar que es difícil de explicar. Sentir la historia en tus pies es una sensación de la que nunca me voy a cansar. Fui feliz viendo también la sonrisa de mi madre, y su respuesta al preguntarle qué le pareció (en definitiva yo estaba un poco preocupada de haberla convencido de irnos hasta el fin del mundo) y me dijo, no tanto con las palabras sino con los ojos, que aquello parecía un sueño.
Para realmente disfrutar todo lo que hay para ver hay que planificar varios días en Petra. El camino es largo y cansador, y se hace muy necesario ir frenando de a ratos. Caminar por el Siq ( el desfiladero) a paso lento es fundamental para ver los diferentes tonos que toma la piedra a medida que pasan los minutos y el sol pega de diferentes ángulos. En ese momento que ya sentís que nada más te puede quitar el aliento, al fondo del Siq se revela El Tesoro, el monumento más fotografiado de la ciudad.
Frente a la imposibilidad de describir el primer vistazo al Tesoro, propongo que se imaginen un largo, profundo y delicado suspiro, porque así es ese instante. Luego el Teatro y las tumbas, que parecen dignas de cualquier escenario de Hollywood, que se agigantan cuando se toma conciencia de que ese lugar está ahí en realidad porque toda una civilización hizo de esa tierra su vida. Por último, hay que hecharle un vistazo al Monasterio, otro de los monumentos impresionantes que reposan en la piedra de esta ciudad. Para hacerlo hay que tener cierto equipo preparado ya que desde la entrada son casi 4km caminando, y obviamente, toca regresar por el mismo camino ya que hay solamente una entrada a todo el predio.
Por qué no puedes dejar de visitar Petra y Jordania
Quisiera contar más sobre la historia, pero siento que en cualquier sitio lo pueden encontrar. Lo que me gustaría contar ahora que pasaron meses desde mi visita, es el poder que tienen estos lugares para dejarnos una estela de alegría por el resto de nuestras vidas. Parece que cuando conocemos estos lugares que nos amplían tanto la visión del mundo, el viaje viene con un extra que no tiene precio: una dulce memoria. De Jordania, además de esta fascinante ciudad tallada en piedra, hoy recuerdo más que nada risas: de mi madre al descubrir el Tesoro, de los compañeros de viaje que resultaron ser absolutamente geniales, de los jordanos que sonreían en silencio en cada encuentro de miradas, y de las mías, que me llenaron de vida en un momento que lo necesitaba.
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Stella María
on 12 marzo 2019Es tal cual lo describiste. Es ese sentimiento que no se puede transmitir con palabras.